sábado, 10 de enero de 2015

En el flujo de la presencia

"¿Qué hace un tantrika? Cuando surge una estimulación, no es sino la expresión de su propia vibración interior. Se relaja, se acompasa, abre su sensibilidad, deja que emerja libremente la fuente del corazón. A través de sus movimientos se expresa la plenitud. Reconoce en cada movimiento apasionado la vibración de su propia conciencia. Saborea el mundo sin destruir su armonía. No toma, no acumula. Surge una cosa o un ser, se relaciona con él en presencia desnuda. Esta cosa o este ser desaparece, permanece en el flujo de la presencia, atento al esplendor totalmente nuevo de lo que acaba de aparecer. Nada se paraliza, no se aferra a nada. Su vida se renueva continuamente, y su mente sosegada no obstaculiza el mundo de las cosas... Estable, vibrante, sensible y presente, toca sin intención el ritmo de la realidad y realiza así su verdadera naturaleza en cada instante."
(Daniel Odier)

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